Soy del tipo solitario. La verdad es que disfruto la soledad. Puedo pasar semanas en el bosque solo en mi cabaña pensando, cazando y escribiendo. Necesito mi soledad de vez en cuando, si no, me vuelvo insoportable 😁

De hecho, de tiempo en tiempo Karla me pregunta: «¿cuándo tienes tu próximo viaje?». Esa es una señal de que le estoy dando demasiada lata ja ja ja ja.

Pero por más solitario que yo sea, he aprendido a trabajar en equipo a lo largo de los años. Especialmente, he aprendido a formar y desarrollar equipos. Grandes equipos que hacen que mi vida sea un sueño.

Como algunos saben, dirijo varias organizaciones e iniciativas. Nuestra organización Lidere tiene más de 15 años de haberse fundado y a través de ella he tenido la oportunidad de capacitar a más de medio millón de líderes en toda Iberoamérica. Actualmente en Lidere estoy liderando varios equipos:

  • En México, mi equipo de Lidere Consulting asesora con éxito a varias de las empresas más importantes del país como General Electric, General Motors, Johnson Controls, el Tecnológico de Monterrey y Farmacias del Ahorro.

 

  • En Guatemala, Paraguay y Costa Rica me he aliado con un grupo de personas extraordinariamente capaces, con muchísima experiencia y gran reputación; y de la mano del Dr. John Maxwell estamos empujando desde hace varios años una iniciativa muy ambiciosa llamada: «Proyecto transformación de países». A través de esta iniciativa hemos capacitado y agregado valor a miles de líderes de las diferentes esferas de influencia de cada nación, por medio de mesas redondas en las que compartimos principios de liderazgo.

 

  • Finalmente, en México lidero un grupo de iglesias llamadas VidaIn que fundé hace 14 años en Saltillo, luego en Monterrey y más recientemente en la Ciudad de México, con la intención de crear iglesias a las que a todos les encante asistir.

Ahora, nada de esto sería posible sin los grandes equipos que tengo y de los que soy parte. Nada. Y me ha tomado años aprender lo que busco en un potencial miembro de mis equipos. No te imaginas las veces que me he equivocado reclutando personas que luego no encajaron dentro de la organización, crearon problemas y representaron una fuga de energía para todos.

Por ejemplo, recuerdo el caso de alguien a quien voy a llamar «Pedro» (perdón si tú te llamas así). Recluté a Pedro para estar frente a una de mis organizaciones, pero Pedro era un líder terriblemente inseguro y con muy malas actitudes.

Todo iba muy bien hasta que recluté a un nuevo miembro para el equipo porque el trabajo seguía creciendo y el impacto multiplicándose.  A partir de allí, Pedro comenzó a tener problemas con este nuevo miembro porque básicamente se sentía amenazado por su gran potencial y capacidad.

La cosa era que yo le tenía un gran aprecio y respeto a Pedro por todos los años que había estado a mi lado; además de que era un hombre mayor que yo y siempre he tenido un gran respeto por quienes tienen más experiencia de vida que yo.

No te imaginas la cantidad de tiempo y energía que invertí para «mantener contento» a Pedro. Hasta que honestamente me di cuenta de que lo que estaba haciendo no tenía sentido. Impedía que el equipo se desarrollara por mantener feliz a una persona que generaba un ambiente súper tóxico entre todos. Era una situación en la que todos perdíamos. Finalmente dejé ir a Pedro, la relación quedó muy bien y seguimos siendo grandes amigos (los detalles de esa decisión puedo contártelos en otra oportunidad). Pero el punto es que pocas cosas hacen más daño a un equipo que tener a las personas incorrectas.

Pero, ¿cómo saber? ¿qué buscar en los miembros potenciales para tu equipo? Estas son las cosas que he aprendido a través de los años y de las experiencias buenas y malas, como la de mi amigo Pedro. En nuestros equipos las llamamos «Las 3C + Q».

Carácter. Nada sustituye al carácter. El carácter es el fundamento del liderazgo. Cuando hablo de carácter, me refiero a la coherencia entre lo que pienso, digo y hago. Hablo de integridad. No cometas el error de sumar o mantener gente en tu equipo en la que no puedes confiar. No hablo de gente perfecta, pero sí de gente en la que puedes confiar. Personas que no tienen una doble vida.

Yo sé que hoy es común escuchar frases como: «mi vida personal es una cosa y mi vida laboral es otra». Pues déjame decirlo claramente: ¡eso es absurdo! No existe tal cosa como la separación de tu vida por departamentos. No puedes ser tan ingenuo como para creer que alguien que engaña a su esposa con otra mujer no te engañará a ti en algún momento.

Amigo, no trabajes con gente en la que no puedas confiar. Eso te ahorrará un montón de dolores de cabeza.

Cultura. En mis equipos tenemos una frase que usamos mucho y que tiene todo que ver con ser celosos de cuidar nuestra cultura organizacional; decimos mucho: «Eso no se parece a nosotros». La cultura se pone en evidencia a través de nuestros comportamientos. ¿Quieres saber cómo es tu cultura? Mira los comportamientos de la gente. Especialmente los comportamientos que permitimos. Es lo que permitimos lo que le da forma a nuestra cultura como equipo.

Por eso fui extremadamente celoso de lo que permitía a mi equipo, sobre todo cuando recién nacieron mis organizaciones. Ahora sigo «revisando» la cultura de cada organización, pero tengo grandes líderes al frente que viven nuestros valores y modelan nuestra cultura.

Así que cuidado con lo que permites, porque eso le da forma a tu cultura de equipo. Si permites la impuntualidad, tendrás una cultura de impuntualidad. Si permites la mediocridad, tendrás una cultura mediocre. Ya captaste el punto ¿cierto?

Capacidad. Aquí hablamos de gente competente, capaz. Claro que todos tenemos brechas, pero no pondrías a alguien que nunca ha volado un avión a pilotear el tuyo ¿verdad? Así que debes definir lo que es básico para que alguien forme parte de tu equipo.

No cometas el error de reclutar gente que sencillamente te cae muy bien, pero no es competente. Tampoco reclutes gente solo porque tiene un gran currículum y una gran educación. La gente capaz tiene experiencia probada.

En mis organizaciones hemos aprendido a ser como dice mi amigo Andrés Panasiuk: «lentos para contratar, rápidos para despedir». Date la oportunidad de observar a la gente por algún tiempo y en diferentes situaciones antes de contratarla o reclutarla. Eso siempre es mejor.

Química. Por último, la química es ese no sé qué, que nos conecta con otra persona. Es lo que sientes cuando te enamoras. Es lo que experimentas con un gran amigo con quien buscas y encuentras la manera de pasar tiempo. La química es lo que permite que disfrutes una relación.

No hay nada mejor que disfrutar el tiempo que pasas trabajando con alguien. No hay nada peor que un ambiente relacional pesado por falta de química.

Obviamente, no tienes que tener química con todos y cada uno de los miembros de tu equipo, especialmente si estás en una organización mediana o grande; pero sí con las personas con las que pasas más tiempo y con quienes trabajas más de cerca.

Definitivamente, la persona con quien más disfruto trabajar es mi esposa, Karla. Hemos trabajado como equipo prácticamente desde que nos casamos, hace más de 30 años. Además de Karla, una de las personas con las que más disfruto trabajar es Roberto Bautista. Hemos viajado por toda América Latina y hemos enfrentado grandes desafíos de liderazgo juntos, él es un líder de nivel 5. Es súper capaz, pero lo que me hace disfrutar trabajar con él es que es una «botana», como decimos en México. Prácticamente no puedes estar 10 minutos con Roberto sin reírte, y aunque las cosas estén difíciles, siempre tiene una buena actitud. Eso es química. Por cierto, Roberto es aquel líder a quien recluté hace años y por quien «Pedro» se sintió amenazado. ¿Te imaginas lo que habría pasado si no hubiera cuidado estos elementos cuando aquello pasó…?

Así que quiero animarte a perseguir las «3C + Q» para que tengas un gran equipo. El equipo con el que sueñas y el equipo que hará tus sueños realidad. ¡Comienza a dar pasos ya!

Yo soy Juan, y quiero que decidas mejor para que vivas mejor.

Leave a Reply