¿Te has preguntado por qué es tan difícil identificar o librarnos de los caminos equivocados? ¿Por qué nos cuesta tanto? Le cuesta mucho a un joven darse cuenta de que está juntándose con la gente incorrecta. A un esposo reconocer que se está pasando de «la raya» con esa compañera de la oficina. O a un líder admitir que se ha aprovechado de su posición y está manipulando a quienes le siguen. Y la lista sigue…
Los caminos equivocados tienen la capacidad de engancharnos emocionalmente de una forma muy intensa. O sea, nuestras malas decisiones siempre son atractivas. Nos prometen placer, logro, crecimiento, poder, popularidad, etc. Nunca se presentan a sí mismas mostrándonos que nos costarán mucho más de lo que creemos.
¡Por eso es tan difícil zafarse de una ruta equivocada!
No sabes cuántas veces he tenido la oportunidad de hablar con gente que se metió en una ruta que nada que ver y no pudieron salirse de ese camino hasta que fue muy tarde. Hablando con ellos les he preguntado:
1.- «¿No te pareció que…?». Y ellos me dicen: «La verdad es que no…».
2.- «¿Nadie se te acercó para advertirte acerca de…?» Y ellos me responden: «La verdad es que sí…».
3.- «¿Por qué entonces no te saliste?». Y aquí es cuando las respuestas cambian. Porque aquí es donde la puerca tuerce el rabo.
Te daré un resumen de todas las respuestas que he escuchado y de lo que he visto. Podría decir un montón de cosas, pero solamente diré dos… Yo creo que nos enganchamos en un camino equivocado por lo siguiente. Aquí te va…
1.- Pensamos que no nos pasaría a nosotros. «Eso les pasa a los demás, porque son tontos o menos “pilas” que yo. Yo sé cuándo dejarlo. Lo tengo bajo control». Esa es la típica respuesta de los que meten la pata y se dan cuenta muy tarde.
2.- No rendimos cuentas. «Siempre tuve secretos. Todos los tienen ¿no? Creía que era normal. Nunca me enseñaron a hablar con otros de mis asuntos. No tenía amigos tan cercanos como para hablar de esas cosas. Crecí pensando que los trapos sucios se lavan en casa».
Así que ¿cuál es la solución?
Un rey antiguo llamado Salomón dijo esto: «El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias». ¿Cómo ser más prudentes, más sabios? Este es mi consejo:
Amigos. Tengo una pareja de amigos cercanos que se llaman Alejandro y Eliana. Una o dos veces al año, «se someten» a algunas personas cercanas a ellos. Les piden que les hagan preguntas difíciles de sus vidas. Por ejemplo:
- ¿Cuál es el desafío más grande que están enfrentando en este momento como personas/familia?
- ¿Cómo está tu vida espiritual? Tus hábitos personales y disciplinas espirituales privadas (Oración, lectura bíblica, dar).
- ¿Cómo está tu vida sexual?
- ¿Cómo está tu vida financiera?
- ¿Hay algo en tu vida que otros señalan con frecuencia como un asunto al que hay que prestarle atención?
- ¿Qué están leyendo juntos en este momento?
- ¿Cuáles son sus metas a corto y mediano plazo?
- ¿Me mentiste sobre algo de lo que te pregunté?
¡Esa sí es una manera de aprovechar nuestras amistades!
Acción. Tienes que hacer algo, si no, nada va a cambiar. Me impresiona la cantidad de gente que piensa que por saber más, va a crecer. ¡Eso es una fantasía! Se crece y se mejora por hacer, no por saber. «Hacer» muchas veces significa sacrificarse o sacrificar algo. Renunciar a algo. A veces sentir un poco de vergüenza (crítica, señalamiento, etc.).
Alivio. Tendrás alivio un día. Tal vez no será al principio, pero llegará. En el post pasado te conté de aquella vez que me perdí con unos amigos en la sierra de Hidalgo en México. Fue una pesadilla. Pasé15 horas manejando, caminando sin dirección, enlodándome, peleando con unos perros, llorando con dos niños. Perdí mi reloj, tiré al monte mis botas vaqueras (quienes me conocen saben cuánto amo las botas vaqueras), regresé descalzo. Qué desperdicio de tiempo, dinero y esfuerzo. Pero pudimos zafarnos de ese camino equivocado y por fin llegué a mi casa. ¡Qué alivio! Eso es lo que quiero que sientas tú también: alivio. Para eso, pon en práctica lo que acabas de leer.
Yo soy Juan, y quiero que decidas mejor ¡para que vivas mejor!
Juan realmente es tan cierto lo que leo… mira estoy en un trabajo que quita todo de mi… mi tiempo para Dios ya no es el mismo y por ende dure que reconozco que si me quita tiempo no es un trabajo para mi! Pero ahí es donde rápidamente caigo en como haré si renunció? Como pagaré mis deudas? Llevo casado 8 años te go dos hijas hermosas una esposa hermosa! Pero como hago para tomar esa decisión sabiendo que en Argentina todo está complicado! Soy de mar del plata provincia de buenos Aires… realmente necesito un cambio en mi vida y quiero servir a Dios pero estoy atado al temor de no poder avanzar en mi vida y obtener mi casa y coche y brindarle a mi FAMILIA una vida con lo necesario.